martes, 28 de abril de 2009



















Proyectemos Chile más allá de cuatro años.


Prof. Dr. Ricardo B. Maccioni
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Científico.

Son muchas las cartas y reflexiones de miles de jóvenes chilenos en diferentes blogs, por una nueva forma de hacer la política, por la necesidad de buscar soluciones a los grandes problemas del país sin pensar solamente en los cuatro años en que se gobernará o en los votos a conseguir. El diálogo inmediatista no hace crecer ni madurar al país. Se necesitan propuestas, ideas innovadoras en temas como medio ambiente, salud, educación, estímulo al deporte, equidad, acceso a la cultura e innovación tecnológica entre otras, además de un liderazgo para ejecutarlas. Es un tema que va mas allá de gobierno y oposición, y por ello este mensaje no es para culpar al actual gobierno. Una evidente ineptitud en muchos dominios de la gestión pública contrasta con el exceso de arrogancia. Basta ver la multitud de foros sobre innovación y emprendimiento y la impresionante cantidad de “expertos”, en circunstancias que el resultado es muy magro. Hay varios precandidatos para llegar a La Moneda el 2010, pero todo Chile espera propuestas concretas en ese sentido. Un tema crucial es el cambio climático, pero no se escuchan ideas que vayan más allá del mundo académico y el mundo político aporta pocas ideas. Si vemos qué ocurre en temas como la energía, el medio ambiente o la inversión tecnológica, tanto la gestión pública como las propuestas se limitan al corto plazo. Nada sobre cómo articular una política inteligente de energías renovables o la decisión de utilizar energía nuclear no contaminante para las grandes industrias y electricidad para los hogares.

En una sociedad del conocimiento, en los años que vienen la diferencia entre crecer económicamente y no crecer estará determinada por el capital humano. La inteligencia humana y no los recursos naturales ni las máquinas determinarán los niveles de prosperidad. En educación, el país continúa bajando a nivel mundial en los rendimientos en distintas pruebas de medición, no sólo los estudiantes de la educación media e incluso a nivel superior no comprenden lo que leen, sino que no se re-entrena a los docentes del sistema educacional. Hay que articular un sistema de becas que posibilite a los jóvenes hacer sus postgrados en centros de alto nivel en el mundo, pero que a su vez se les provea de oportunidades de trabajo a su regreso. En el mismo contexto de recursos humanos, se desperdicia el aporte que puede entregar un gran número de pensadores chilenos que han sido exitosos en sus dominios de emprendimiento, sólo por el hecho que no militan en partidos o porque no están dentro de los grandes poderes de influencia en el país. No se estimula la creatividad a través de incentivos. La forma como se distingue y premia a quienes aportan a la cultura y el emprendimiento sigue siendo provinciana. Desde el tiempo en que Gabriela Mistral obtuvo el Premio Nacional mucho después del Premio Nobel, las cosas no han cambiado en este sentido. Es necesario proyectar el país no hacia el 2010 sino hacia el 2050, pensando en los niños que están naciendo hoy.

No cabe duda que para lograr un impacto de la innovación tecnológica en nuestra economía se necesita fortalecer la ciencia básica. No hay cabida para los logros a medias, sino para importantes aportes al conocimiento. En este plano no podemos seguir viviendo de apariencias y de grandes mitos, sino que se necesita ver lo que realmente es, y donde se desarrolla ciencia de primer nivel. Hay que dar un fuerte apoyo y una sólida formación a los jóvenes que quieren hacer ciencia de verdad, sin descuidar el aspecto ético en su formación, para que no terminen emigrando o viendo frustrados sus esfuerzos para caer luego en la rutina de lo diletante. Deben generarse cientos de pymes fundadas en la innovación tecnológica, en dominios como por ejemplo la biotecnología y las tecnologías de la información. En salud, pese a lo avances que se han logrado, aún la clase media debe asumir parte importante de sus costes de atención medica del patrimonio familiar, y el acceso de los más necesitados a una salud de siglo XXI oportuna, en el sistema público. No basta aumentar la esperanza de vida si ello no se logra dentro de un marco de calidad de vida con bienestar y de manera compatible con la dignidad del ser humano.

El escenario político actual es poco estimulante para cualquiera, mucho tiempo perdido en superficialidades y disputas sin sentido, pero estos grandes problemas no se abordan. Los ciudadanos se sienten cansados, desesperanzados e incrédulos, pues no hay propuestas nuevas, que den confianza. El tema es de carácter político más que económico. El ciudadano común, los jóvenes de Chile piden ideas nuevas, caras nuevas en la política, claman por un liderazgo y no seguir girando entre las mismas caras e ideas. El postulante a la presidencia que logre articular un proyecto país con sentido de urgencia, con probidad y ética, que a la vez plantee los mecanismos y una plataforma sólida para su desarrollo a más largo plazo, será el merecedor de llegar a La Moneda con el más amplio apoyo de los ciudadanos.

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