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jueves, 30 de abril de 2009

















La importancia de democratizar la innovación.


Prof. Dr. Ricardo B. Maccioni
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Científico.

Un reciente informe de Naciones Unidas de Octubre de 2005 “advierte sobre la creciente brecha que se esta estableciendo entre los países en vías de desarrollo que se están incorporando a la “red global de la innovación”, respecto de los que han fallado en hacerlo. Por otra parte, el foro económico mundial de Davos de enero pasado, que reunió a expertos de todo el planeta, evidenció la necesidad de desarrollar innovación para sobrevivir en el mundo que viene.

Está muy bien la opinión de los expertos, pero cómo debe hacerse la innovación científico-tecnológica. Michael Schrage, director del programa Iniciativas de Mercados del prestigiado MIT en Boston, Estados Unidos, ha concluido en un lúcido estudio, que esta debe operar desde abajo hacia arriba, que es precisamente la formula con que se ha gestionado en dicho país del Norte. La innovación es una función que los consumidores deciden utilizar, independiente de si lo hacen de forma lógica. Plantea este autor que hay que poner los prototipos en manos de las empresas y también de los consumidores para que los experimenten, y que como resultado de esa experimentación innoven junto a los expertos. En suma no son los especialistas los que deben decidir que debe usar la gente, y debe darse paso a la “democratización de la innovación”. Los científicos generan nuevo conocimiento y plantean ideas innovadoras, y éstas se ponen a prueba a través de fases de estudio y competitividad, y luego con la participación de las empresas y finalmente los consumidores.

Nuestra labor científica es sin duda una tarea de elites, pues en ciencia no cabe otra opción que la excelencia tras la búsqueda libre del hombre de ciencia de una explicación para los fenómenos del universo y de los procesos vitales. El gran tema que toca precisamente a Chile, es cómo beneficiarse del propio conocimiento generado intelectualmente en el país, para proyectarlo hacia aplicaciones constructivas en el plano de la innovación. Ciencia, tecnología, innovación y desarrollo, aunque temporalmente pueden operar por separado son elementos de un mismo conjunto. Ciencia basica y aplicada son parte del mismo proceso. Sin embargo y siguiendo esta lógica, si queremos incorporarnos como país a esta red globalizada de la innovación debemos rápidamente generar los caminos para ello.

El próximo gobierno de Chile asume este gran desafío, aún no logrado, y sin frenar el ímpetu de la investigación mas orientada al plano académico, del conocimiento por el conocimiento, debemos focalizarnos hacia cómo generar efectivamente innovación. De acuerdo a los estudios de CONICYT, el número de patentes generadas anualmente en Chile no alcanza a un par de decenas, y en su mayoría son extranjeras. Una cifra cercana a la “nada” para un país que ya se considera que pasó la barrera del subdesarrollo.

Existe gran expectativa en la forma en cómo se distribuirán los recursos del royalty minero, que aunque limitados aún, pueden ayudar precisamente como motor para generar innovación. Es por ello que la totalidad de este fondo debe ir a innovación y no a proyectos de investigación de búsqueda de conocimiento por el conocimiento, donde ya existen fonndos adecuados para ello. Debe sin duda fortalecerse el FONDECYT siempre sobre la base de la calidad científica, pero a expensas de otros recursos, y para ello debemos confiar en nuestros economistas del próximo gobierno. No es aceptable bajo ningún punto de vista que los recursos del royalty vayan hacia iniciativas, que pese a sus logros, forman parte de otro contexto, como son los proyectos Milenio y los FONDAP. Para ello debe crearse un gran fondo para centros de excelencia, pero no a costo de los escasos recursos para generar innovación que el país requiere con urgencia. Los científicos debemos ser hoy mas que nuca, muy generosos con nuestro país, pues la ciencia básica que se esta llevando a cabo se financia con los recursos de todos los ciudadanos, y de una manera importante de la clase media y de los mas pobres. Esa generosidad permitirá que nuestras próximas autoridades puedan libremente decidir la mejor y mas transparente vía para utilizar los recursos del royalty minero a favor de la innovación. Chile lo va a agradecer en unos años más.